jueves, septiembre 29, 2011

Restauración

El siguiente es un sueño, algo fumado, probablemente algo muy personal.. si quieres no lo leas jaja pero tengo que escribirlo.

Hoy viví en una especie de valle, lleno de gente con miedo, lleno de criaturas extrañas que por mas miedo que nos causen o por míticas que parezcan, ya ni si quiera tenemos interés en hacerlas notar, estamos acostumbrados a ellas, como si fueran algo normal.
Vi en la orilla de la montaña una vegetación incendiada de manera desastrosa y aunque el fuego había cesado, era un panorama tan horrible que el simple hecho de verlo genera depresión. También vi a los bomberos que acababan de terminar con el fuego. Estaban exhaustos uno de ellos estaba mal herido y los demás trataban de auxiliarlo mientras intentaba levantarse del suelo con su piel quemada y el dolor que implica, pero aún así arriesgo su integridad por sofocar el horroroso fuego. Mucha gente lo ve con asombro, algunos con morbo otros con horror en sus rostros. Pero en fin el fuego había cesado pero solo quedaba un valle lleno de muerte y depresión.

Entonces la vi, ahí estaba mi abuela, ella tan amorosa como siempre me hizo sentir cálido abrazo lleno de ternura y sus palabras me reconfortaron de tal modo que mis huesos recobraron sus fuerzas, yo le dije - mi padre no esta aquí pero estoy seguro con todo el alma que el le hubiera gustado estar aquí con todo su corazón, pero dijo que llegaría mas tarde, de seguro así será -.

 Entonces comencé a subir por el monte y empece a esparcir una especie de aceite por el lugar y vi florecer árboles que empezaron a dar su fruto. También vi a una mujer haciendo lo mismo, pero esta hablaba con autoridad, parecía ser de ese tipo de mujeres que suelo tachar de religiosas, era el estereotipo de mujer de edad avanzada con su atuendo viejo actuando excéntricamente con una sonrisa y saltos enérgicos brincando sobre la montaña, hacia tanto bien a la montaña que de pronto el valle era un lugar verde y próspero. El ver lo que la mujer hacia me inspiraba a seguir esparciendo el aceite para ver florecer aún mas la montaña.

Estaba yo satisfecho con mi trabajo, bajaba de la montaña y de pronto vi a un padre amoroso que me esperaba ahí abajo con una sonrisa, estaba ahí solo para abrazarme, no había otro plan u otro motivo simplemente estaba ahí para abrazarme, para eso había caminado tanto solo por dar ese abrazo en se momento preciso. Me sentí como un niño otra vez dependiendo de su protección y de su sustento pero ese abrazo hacia que todo valiera la pena.