Como alguien que agita la arena en el fondo del río, así removiste hoy mi corazón cuando parecía que no pasaba nada que todo era tan calmado de pronto haces turbulento mi panorama, y mi corazón está ardiendo, ahora has librado el coraje. ¿Como puedes elegir el momento en que hablarás? a veces pienso que buscas los momentos más extraños e inesperados, aunque confieso que eso hace aún más especiales tus palabras. Por poco y dejo que mi vela se apague con el viento, pero llegaste. Ahora ese no es el problema. Que hayas conmovido una vez mas mi vida es la parte hermosa, lo difícil es ¿como lo voy a explicar? ¿Cómo se los digo?Quisiera salir y hacerme escuchar en Judea, Samaria y hasta el último rincón. “Nos estamos muriendo, pero aún fluye agua de la puerta del templo”. Pero al final de cuentas vengo a sonar como cualquier loco que haya querido hablar antes, creo que ya hemos hablado demasiado, lo hemos hecho aún a pesar de nuestra vida, aún a pesar de nuestro estatus y arriesgando nuestra imagen. Y al final no importa cuánto me esfuerce me clasifican como cualquier chiflado de esos.
Hemos hablado con de corazón, con estrategia y con gracia. Pero ahora cuando menos me escuchan, me pides que hable de nuevo. Me dices que recuerde que ame. Pero… ¿como les digo?
Lo mejor es callar, predicar pero callar. No invalidaré una vez más tus palabras con mi torpeza. No ensuciaré la belleza de tu luz con mi vileza, callaré pero viviré, mostraré cada una de tus palabras con mis pies, cuando pise la arena del mar lo haré. De algo estoy seguro que ni si quiera un acento pasará por alto y al final de cuentas escucharán todas tus palabras.
Mientras tanto yo seguiré con mis fuerzas de encontrar nuevos lenguajes congruentes, que digan y no contradigan.
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